La obra, que será financiada por capitales chinos, promete duplicar la capacidad energética de la ciudad y acompaña el crecimiento urbano, turístico e industrial. Desde el Municipio destacaron que es un paso estratégico para un desarrollo sostenible y con soberanía.
¿Puede una ciudad planificar su energía con 25 años de anticipación? Ushuaia acaba de dar un paso en ese camino. La Municipalidad acompañó el anuncio de un acuerdo estratégico firmado por el gobierno provincial con inversores chinos para la construcción de una nueva central eléctrica, pensada para responder a la creciente demanda energética de la capital fueguina.
El proyecto fue presentado por el gobernador Gustavo Melella y contó con la presencia del secretario de Gobierno municipal, César Molina; la senadora Cristina López; el jefe de gabinete Agustín Tita; y los concejales Yésica Garay, Nicolás Pelloli y Gabriel de la Vega.
La iniciativa contempla la instalación de una moderna planta con una capacidad total de 60 megavatios, que se alcanzará a través de una turbina de gas de 40 MW y una turbina de recuperación de calor de 20 MW. Esta tecnología permitirá optimizar la eficiencia energética, reduciendo pérdidas y aumentando el rendimiento general del sistema.
César Molina subrayó que la central está pensada para operar hasta 8.000 horas por año, con una producción estimada de 480 millones de kilovatios hora anuales, lo que representa un salto clave en la infraestructura energética de la ciudad. “Este proyecto se presenta como una solución sólida y a largo plazo para las demandas energéticas de la ciudad, asegurando un servicio eléctrico continuo y estable”, expresó.
Además, destacó el valor estratégico de la inversión en términos de desarrollo territorial: “No solo asegura nuestro presente energético, sino que sienta las bases para un desarrollo sostenible. Es un paso fundamental para seguir posicionando a Ushuaia como un polo productivo, turístico y, sobre todo, un lugar con futuro asegurado para sus habitantes”.
La propuesta se proyecta no solo como una respuesta técnica, sino como una visión política de largo plazo: energía planificada, inversión con impacto local y una ciudad que empieza a construir, desde ahora, su mañana.
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